Entradas

¿Dónde te pongo?

Imagen
Me veo obligada a responder desde que te soñé por cuarta o quinta vez. Porque aunque en ese sueño sabía perfectamente dónde ponerte, en la vida real, la pregunta es dónde sentirte. Mi inconsciente quería tenerte, construir un lugar especialmente para ti, como la seguridad que supiste crear para mí antes de empezar a esquivarme. Entonces… ¿dónde te pongo? Quiero que estés ahí, en esa pared blanca con cubitos, la que evoco cuando me hago esta pregunta. En ese paisaje donde vive todo lo que me importa, todo lo que deseo, todo lo que me hace feliz. A veces te pienso planta: un helecho que se derrama sin que yo sepa como cuidarlo. A veces te pienso juguete metido en su cajita, pidiéndome que te abra, para que juegue contigo. A veces te creo adorno austero y bello, oopart inventado por mis pensamientos. A veces recuerdo: una fotografía en blanco y negro, transgresora y diciente. A veces libro, algo así como un atlas de todas las partes de mi mente. A ...

Solo tú sabes

Imagen
Solo tú sabes inferir la geometría de las marcas en mi piel, mis manchas, mis lunares casi cráteres, mis pliegues, mis quemadas, mis vacunas indelebles, mis estrías intermitentes y mis arrugas incipientes. Solo tú sabes enumerar mis nueve símbolos preconcebidos, para los que cedí permiso a los artistas, que me hicieron creerme lienzo. Solo tú sabes la intención detrás de esos trazos, de esa historia mal contada, y aun sin terminar. Solo tú sabes que el primero está cerca del suelo y que tuvo forma de cuadrado antes de convertirse en arabesco y en raíz. Solo tú sabes que ahí están la génesis de mi vida con mi otra mitad, pintados de colores como si fuesen semillas de peonías. Solo tú sabes que esa primera marca llegó un día santo, para volverme diabólica a los ojos de quien vive en el prejuicio. Solo tú sabes el nombre del sólido platónico que encontró lugar detrás de mi hombro izquierdo y cuántos animales de tinta habitan en mi piel. Solo tú sabes cuál de e...

Tristeza post-visita (o el dolorcito azul)

Imagen
 Ayer tenía la firme intención de hacer yoga temprano en la mañana, pero la tristeza y el cansancio eran tan pesados que ni siquiera tuve la fuerza de inventarme excusas. Mi mente, que parecía haber dormido menos que mi cuerpo, se despertó alborotada y sensible. Tuve que hacer un esfuerzo somnoliento para que no se me notara y no tener que explicar algo a lo que ni yo sabía darle forma. Después entendí que posiblemente era el PMS, pero sé que la culpa estaba igualmente distribuida con eso que tendré que llamar tristeza post-visita. Hace unos días estuvo pisando mi mismo suelo mi mejor amiga del colegio, la que sigue teniendo ese título a pesar de que nuestras conversaciones se hayan reducido a unas cuatro o cinco al año. Ella, que sé que se siente culpable por no estar más presente, no sabe que su existencia es una de las que me hace seguir aferrada a mi mundo interior, aún hoy. Ese mundo que pocos conocen con tanta disposición a aceptarlo. Nos conocimos cuando teníamos como...

Quiero verte

Imagen
Quiero verte y se supone que esto es fácil de decir, pero no lo es. A veces el problema es el silencio, a veces el pudor, y a veces la distancia. A veces, con palabras soy incapaz de pedírtelo, porque tendría que responderte para qué. Quiero verte y que me devuelvas la mirada el tiempo suficiente para que decida esquivarte y dilatar las palabras sobre mis verdaderos deseos. Quiero que nuestros ojos se encuentren como deteniendo el tiempo, para aprender ese lenguaje que tarde o temprano terminaremos por construir juntos para aislarnos del mundo. Quiero verte como si te hubiese conocido en la infancia, y la vulnerabilidad nos saliera natural, como si no fuésemos un hombre y una mujer que deben temerse como se teme a lo que confunde al cuerpo y descontrola al inconsciente. Quiero verte a pesar de la muerte. A pesar de la ruptura de mi vida en dos, desde el momento en que te fuiste, sin ser consciente de que no hacer nada también es decidir. Quiero verte para reír de tus chistes ...

La otra Caro, el otro Juan.

 Con cierta frecuencia pienso en lo determinante que es en la vida nombrar las cosas y a las personas, darles títulos, categorizarlas, resumir con letras lo poco de su significado que cabe en ellas. Yo, con mi fascinación por las palabras, termino siempre por atribuirles a los nombres ciertos matices, de modo que, al escucharlos, una sucesión de sinapsis traduzca en mi mente lo que sus portadores generan en mi corazón. Hay nombres que ya están cargados, que han sido habitados antes en mi historia. Pero eso no significa que lleguen con una sensación repetida. Y menos mal que no. Por eso necesito encontrar la manera de que la otra Caro y el otro Juan, suenen en mi boca menos a eco y más a fortuna. Que sirvan no para ampliar mi vocabulario, sino mis formas de sentir. Todavía no doy con la forma de dejar de referirme a la chica de las esencias como “la nueva Caro”, solo porque alguien con su mismo nombre la antecede y sigue muy presente en mi vida. La verdad es que se me complica...

El perro negro

Imagen
  Anoche soñé con un perro negro, y cuando me desperté y lo racionalicé, sentí miedo. He escuchado tantas veces que los animales negros traen mala suerte, que mi mente, que empezaba a aclararse, se fue al lugar más común que encontró y me quitó, por un segundo, la paz. Luego recordé bien al animal que se me acercó en sueños, y que poco se parecía al Grim. Sus ojos me buscaban en medio de una oscuridad nada familiar, pidiéndome con su silencio que acariciara su carita, que lo dejara cuidarme y que nos cuidáramos juntos, por quién sabe cuánto tiempo. No sé de dónde salió ese ser ni por qué entró a mis sueños, siendo yo tan “team gatos”, pero llegó a embargarme de una ternura inesperada, una ternura anhelada con tanta fuerza que, en vigilia, ha sido repelida de manera inevitable. Pero en mis sueños, este ser se acercó sin rebotarme su miedo, buscándome como si ya me conociera, como si me necesitara… porque yo lo necesito. Creo que hay mucho simbolismo ahí que aún tengo que explo...

Yoga – Ka, el camino eres tú.

Imagen
 En el proceso de buscar los caminos que debo recorrer para convertirme en la versión más apropiada para cada una de mis fases, han sido muchos los lugares mágicos que he conocido y entendido como míos, pero no tantos los lugares a los que siento que pertenezco. A veces pienso que no estoy destinada a ser de ningún sitio, porque estoy dividida en muchas partecitas que han ido regándose por ahí, como si hubiese nacido para ser polen y no árbol, y aunque este pensamiento parece doloroso, también me sirve de refugio cuando me siento fuera de lugar, porque significa que el viento puede llevarme a otro sitio en cualquier momento. Por otro lado, cuando lo miro bajo otra luz y me descubro pensando que pertenezco, la sensación de sosiego me embriaga y me llena de plenitud. Eso es lo que creo que pasa con Yoga – Ka, ese lugar en donde de manera literal se me insiste en que el único camino posible es hacia adentro, porque hay una chispa luminosa que habita en todos nosotros, un reflejo de ...